jueves, 17 de octubre de 2013

PROCESO DE SOCIALIZACION EFI


San Nicolás de los Garza Nuevo león                                 7 de octubre de 2013

 

UNIVERSIDAD ALFONSO REYES

LICENCIATURA EN FORMACION INFANTIL



 

 

 

 

Maestra: Karla Cruz Rodríguez

Materia: Procesos de Socialización en Formación Infantil

 

TRABAJO: ENSAYO DEL

MOVIMIENTO Y EXPRESION CORPORAL

 

 

Nombre: Angeles Yuliana Medina Lara

Matricula: F2751

Grado: 7 Tetramestre

Turno: Nocturno

 

 

INTRODUCCIÓN

Los padres siguen ocupando un puesto preferente en las relaciones sociales del niño de 1 a 2 años. A esta edad le encanta estar con papá y mamá. Durante su segundo año, los niños empiezan a ser conscientes de que existen otras personas además de sus familiares. Sin embargo, tendremos que esperar hasta los 3 años para que el niño juegue y comparta sus juguetes con otros niños.

Durante su segundo año de vida, el niño desarrolla una imagen concreta de cómo es el mundo y las personas que le rodean. El niño empieza a ser consciente de que existen otras personas además de las que le son familiares. En su visión del mundo, él es el centro, sus padres son los que están más cerca de él y detrás están sus hermanos y cuidadores.

En esta visión "egocéntrica" del mundo, el niño piensa que todos ven, piensan y sienten las mismas cosas que él. A lo largo de este segundo año, el niño ira tomando conciencia de sí mismo como una entidad separada de los demás y al cumplir los dos años se mostrará más predispuesto a las relaciones sociales.

En sus relaciones sociales el niño puede resultar algo brusco, tanto en sus demostraciones de rabia o enfado como en las de afecto, ya que puede acariciar a otro niño con demasiada fuerza y acabar arañándole o metiéndole el dedo en el ojo.

Las relaciones sociales que implican una interacción entre varias personas empiezan a partir de los dos años. Antes de esa edad, conocen a otros niños de edades similares, juegan con ellos, pero todavía no son capaces de darse cuenta de la influencia que pueden tener sobre los otros y los otros sobre ellos.

Es aproximadamente en esa edad cuando podemos hablar de sus primeros amigos y la importancia que éstos van desarrollando en sus vidas. A partir de ese momento les va a empezar a afectar significativamente la opinión que tengan los otros sobre ellos, que sean seleccionados para jugar con ellos, agradarles, pasarlo bien juntos, van a comenzar a contarse sus primeras confidencias… Si les observamos podemos ver conversaciones entre amigos como si fueran pequeños adultos y, además, empiezan ya a tener la necesidad de pasar tiempo junto a sus amigos.

 

 

 

 

 

RELACIONES DEL NIÑO

 

Relación el niño con sus padres.

El padre y la madre son muy importantes en el desarrollo de las relaciones sociales del niño. Por una parte, el padre suele ser el encargado de abrir puertas hacia el mundo, de servir como modelo, de incitar hacia nuevas experiencias, de enseñar las reglas de cualquier juego... Por otra, la madre es el refugio, quien da seguridad, quien le permite salir a explorar y... volver a tomar nuevos ánimos antes de un nuevo intento.

Por supuesto que esto no quiere decir que sean tareas "exclusivas" de uno u otro sexo. Son intercambiables y además complementarias. Y una persona que ejerza la paternidad en solitario también puede cumplir ambas misiones.

En general, el niño quiere participar en las actividades de los padres mediante la imitación. Aunque en la mayoría de los casos esto retrase la actividad del adulto, es importante no desanimarle en estos impulsos y ofrecerle algún "trabajito" en el que él pueda participar. Así se fomentan en él los impulsos de compartir y cooperar que son fundamentales para un buen desarrollo social.

Relación el niño con otros niños

Los niños desde los 12 meses hasta los 3 años no se relacionan de manera social con otros niños, ya que cada uno de ellos se considera el centro de su mundo. Jugar de una manera social implica cooperar y compartir, algo a lo que el niño no está dispuesto, ya que dejaría de ser el protagonista. Así, en el parque, aunque el niño se sienta a jugar al lado de otros niños, juega solo.

Por lo general, los contactos entre niños de esta edad se producen cuando uno intenta apoderarse de los juguetes de otro o cuando éste defiende los suyos. Cuando el niño es muy posesivo con sus juguetes es aconsejable que los padres traten de convencerle de que no ocurre nada porque otro niño juegue un rato con ellos, pero siempre reafirmándole que es su juguete y que nadie se lo va a quitar.

Los niños de esta edad avanzan en su desarrollo social imitando a otros niños, especialmente si son mayores que ellos. En algunos casos tratan a los otros niños como tratan a sus muñecos, peinándoles o dándoles de comer, aunque se enfadan si se lo intentan hacer a ellos.

En sus relaciones sociales el niño puede resultar algo brusco, tanto en sus demostraciones de rabia o enfado como en las de afecto, ya que puede acariciar a otro niño con demasiada fuerza y acabar arañándole o metiéndole el dedo en el ojo.

Las relaciones sociales que implican una interacción entre varias personas empiezan a partir de los dos años. Antes de esa edad, conocen a otros niños de edades similares, juegan con ellos, pero todavía no son capaces de darse cuenta de la influencia que pueden tener sobre los otros y los otros sobre ellos.

Es aproximadamente en esa edad cuando podemos hablar de sus primeros amigos y la importancia que éstos van desarrollando en sus vidas. A partir de ese momento les va a empezar a afectar significativamente la opinión que tengan los otros sobre ellos, que sean seleccionados para jugar con ellos, agradarles, pasarlo bien juntos, van a comenzar a contarse sus primeras confidencias… Si les observamos podemos ver conversaciones entre amigos como si fueran pequeños adultos y, además, empiezan ya a tener la necesidad de pasar tiempo junto a sus amigos.

Si tenemos en cuenta que el ser humano es un ser social por naturaleza, este proceso, que surge de manera tan natural a estas edades tempranas, debemos cuidarlo y fomentarlo para que aprendan a tener relaciones sociales sanas. Esto significa que hay que dejarles que crezcan en este sentido, que desarrollen sus propios recursos para solventar sus problemas y conflictos, que inevitablemente surgirán.

Sus primeros conflictos

Inicialmente estos conflictos suelen ser pequeñas peleas ocasionadas por temas que para ellos son muy importantes pero que nosotros podemos considerar triviales (peleas en el juego, problemas al quitarse juguetes…).

Ante estas primeras situaciones de conflicto el adulto suele tender a interceder y dar solución. Con ello, estamos evitando que aprendan relacionarse y a solucionar los problemas, por lo que debemos dejar que sean ellos quienes los resuelvan. En el caso de que veamos que no siguen el camino adecuado o que están bloqueados, podemos ayudarles sugiriéndoles cómo pueden solucionar esos conflictos, transmitiéndoles apoyo, sabiendo que lo van a hacer bien y haciéndoles ver que vamos a estar ahí cuando nos necesiten, pero siendo ellos quienes finalmente lo resuelvan. Con esto evitaremos muchos problemas que puedan surgir con los padres de los otros niños.

Conforme van creciendo, estos conflictos empiezan a tener mayor complejidad; ya no son pequeñas peleas ocasionadas por el juego o aspectos materiales, sino que empiezan a entrar en juego los sentimientos. Empiezan a desarrollar empatías entre ellos, ciertos rechazos y surgen los primeros conflictos emocionales. Para ellos es muy duro pensar que un niño no les acepta o que el amigo al que más admiran no se ha acordado de ellos para una fiesta de cumpleaños. En estos momentos es cuando empezamos a verles “sufrir” porque hay una carga emocional importante y los padres, en estas situaciones, sufrimos enormemente porque, aunque sabemos que es algo que se puede solucionar o que en la vida van a tener situaciones más difíciles a las que enfrentarse, les vemos realmente sufrir y cuesta aceptar ese sufrimiento. A pesar de ello, tampoco en estas circunstancias debemos interceder. Siempre debemos escucharles, ofrecer un buen momento de escucha para que nos puedan contar lo que les ha sucedido. Simplemente el poder contarlo les va a dar mucha seguridad, y posteriormente, podemos darles pautas, al igual que en la situación anterior, para que lo puedan solventar.

CONCLUSIÓN

No debemos sustituirles ni pensar que estos pequeños conflictos no tienen importancia porque para ellos la tienen. Lo más importante es, desde pequeños, enseñarles a comunicarse y expresar lo que sienten, ofrecerles nuestra atención y darles soluciones, guiarles para hacerles fuertes en sus relaciones sociales y que estos primeros amigos puedan ser los grandes amigos del mañana.

Relaciones con los compañeros: Las funciones que cumplen los compañeros se asemejan mucho a las de los padres, ya que en muchos casos estas relaciones de amistad se van a convertir en lazos de apego.

El amigo siempre va a ser una base segura de apoyo, consuelo, comprensión, etc. La presencia del amigo facilitará la exploración y las relaciones con el entorno. Por esta razón, los niños que no se relacionan con iguales van a tener una serie de carencias que se desarrollarán en una primera infancia.

Las relaciones entre iguales se caracterizan por la simetría, ya que están basadas en la igualdad, la cooperación y la reciprocidad, al contrario de lo que ocurre con el adulto, que está en una situación ventajosa porque su conocimiento del mundo es mucho mayor que el del niño.

Los roles sexuales por otro lado, los niños de entre dos y tres años empiezan a ser conscientes de su propia identidad sexual y se clasificarán a sí mismos en uno u otro grupo sexual. Los niños y niñas preescolares preferirán como compañeros de juego o de trabajo y tomarán como modelos a personas del mismo sexo.
En la primera infancia los niños no analizan sus roles sexuales, simplemente actúan por imitación de los modelos adultos o por la influencia de los estereotipos sociales. Identificarán ciertas profesiones con sexos concretos (por ejemplo, peluquera con chicas o soldado con chicos).

En estas primeras edades ambos sexos son indiferentes para el contrario, es decir, las niñas jugarán a sus juegos de niñas y los chicos a los suyos. Es en edades más avanzadas cuando empiezan a interactuar y a sentir curiosidad por el sexo contrario.

Ya  veremos en los patios de los colegios cómo chicos y chicas juegan a cosas similares e interactúan. Esto se da en edades más tempranas cada vez, ya que las normas sociales van siendo más flexibles.






Mapa conceptual  (GRÁFICA)
 
 

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