San Nicolás de los
Garza Nuevo león
7 de octubre de 2013
UNIVERSIDAD ALFONSO REYES
LICENCIATURA EN FORMACION INFANTIL
Maestra:
Karla Cruz Rodríguez
Materia:
Procesos de Socialización en Formación Infantil
TRABAJO: ENSAYO DEL
MOVIMIENTO Y EXPRESION CORPORAL
Nombre: Angeles Yuliana Medina Lara
Matricula: F2751
Grado: 7 Tetramestre
Turno: Nocturno
INTRODUCCIÓN
Los padres siguen
ocupando un puesto preferente en las relaciones sociales del niño de 1 a 2
años. A esta edad le encanta estar con papá y mamá. Durante su segundo año, los
niños empiezan a ser conscientes de que existen otras personas además de sus
familiares. Sin embargo, tendremos que esperar hasta los 3 años para que el
niño juegue y comparta sus juguetes con otros niños.
Durante su segundo año de
vida, el niño desarrolla una
imagen concreta de cómo es el mundo y las personas que le rodean. El niño empieza a ser consciente de que
existen otras personas además de las que le son familiares. En su visión del
mundo, él es el centro, sus padres
son los que están más cerca de él y detrás están sus hermanos y cuidadores.
En esta visión
"egocéntrica" del mundo, el niño
piensa que todos ven, piensan y sienten las mismas cosas que él. A lo largo de
este segundo año, el niño ira
tomando conciencia de sí mismo como una entidad separada de los demás y al
cumplir los dos años se mostrará más predispuesto a las relaciones sociales.
En sus relaciones sociales el niño puede resultar algo brusco, tanto
en sus demostraciones de rabia o enfado como en las de afecto, ya que puede
acariciar a otro niño con
demasiada fuerza y acabar arañándole o metiéndole el dedo en el ojo.
Las
relaciones sociales que implican una interacción entre varias personas empiezan
a partir de los dos años. Antes de esa edad, conocen a otros niños de edades
similares, juegan con ellos, pero todavía no son capaces de darse cuenta de la
influencia que pueden tener sobre los otros y los otros sobre ellos.
Es
aproximadamente en esa edad cuando podemos hablar de sus primeros amigos y la
importancia que éstos van desarrollando en sus vidas. A partir de ese momento
les va a empezar a afectar significativamente la opinión que tengan los otros sobre ellos, que sean seleccionados para jugar
con ellos, agradarles, pasarlo bien juntos, van a comenzar a contarse sus
primeras confidencias… Si les observamos podemos ver conversaciones entre
amigos como si fueran pequeños adultos y, además, empiezan ya a tener la
necesidad de pasar tiempo junto a sus amigos.
RELACIONES DEL NIÑO
Relación
el niño con sus padres.
El padre
y la madre son muy importantes
en el desarrollo de las relaciones sociales del niño. Por una parte, el padre
suele ser el encargado de abrir puertas hacia el mundo, de servir como modelo,
de incitar hacia nuevas experiencias, de enseñar las reglas de cualquier juego...
Por otra, la madre es el
refugio, quien da seguridad, quien le permite salir a explorar y... volver a
tomar nuevos ánimos antes de un nuevo intento.
Por supuesto que esto no
quiere decir que sean tareas "exclusivas" de uno u otro sexo. Son
intercambiables y además complementarias. Y una persona que ejerza la
paternidad en solitario también puede cumplir ambas misiones.
En general, el niño quiere participar en las
actividades de los padres
mediante la imitación. Aunque en la mayoría de los casos esto retrase la
actividad del adulto, es importante no desanimarle en estos impulsos y
ofrecerle algún "trabajito" en el que él pueda participar. Así se
fomentan en él los impulsos de compartir y cooperar que son fundamentales para
un buen desarrollo social.
Relación el niño con otros
niños
Los niños desde los 12 meses hasta los 3 años no se relacionan de
manera social con otros niños,
ya que cada uno de ellos se considera el centro de su mundo. Jugar de una
manera social implica cooperar y compartir, algo a lo que el niño no está dispuesto, ya que dejaría
de ser el protagonista. Así, en el parque, aunque el niño se sienta a jugar al lado de otros niños, juega solo.
Por lo general, los contactos
entre niños de esta edad se
producen cuando uno intenta apoderarse de los juguetes de otro o cuando éste
defiende los suyos. Cuando el niño
es muy posesivo con sus juguetes es aconsejable que los padres traten de
convencerle de que no ocurre nada porque otro niño juegue un rato con ellos, pero siempre reafirmándole que es
su juguete y que nadie se lo va a quitar.
Los niños de esta edad avanzan en su desarrollo social imitando a
otros niños, especialmente si
son mayores que ellos. En algunos casos tratan a los otros niños como tratan a sus muñecos,
peinándoles o dándoles de comer, aunque se enfadan si se lo intentan hacer a
ellos.
En sus relaciones sociales el niño puede resultar algo brusco, tanto
en sus demostraciones de rabia o enfado como en las de afecto, ya que puede
acariciar a otro niño con
demasiada fuerza y acabar arañándole o metiéndole el dedo en el ojo.
Las relaciones sociales que implican una interacción
entre varias personas empiezan a partir de los dos años. Antes de esa edad,
conocen a otros niños de edades similares, juegan con ellos, pero todavía no
son capaces de darse cuenta de la influencia que pueden tener sobre los otros y
los otros sobre ellos.
Es aproximadamente en esa edad cuando
podemos hablar de sus primeros amigos y la importancia que éstos van
desarrollando en sus vidas. A partir de ese momento les va a empezar a afectar
significativamente la opinión que tengan los otros sobre ellos, que sean seleccionados para jugar
con ellos, agradarles, pasarlo bien juntos, van a comenzar a contarse sus
primeras confidencias… Si les observamos podemos ver conversaciones entre
amigos como si fueran pequeños adultos y, además, empiezan ya a tener la
necesidad de pasar tiempo junto a sus amigos.
Si tenemos en cuenta que el ser humano es un ser social por naturaleza, este proceso, que surge de manera
tan natural a estas edades tempranas, debemos cuidarlo y fomentarlo para que
aprendan a tener relaciones sociales sanas. Esto significa que hay que dejarles
que crezcan en este sentido, que desarrollen sus propios recursos para
solventar sus problemas y conflictos, que inevitablemente surgirán.
Sus
primeros conflictos
Inicialmente estos conflictos suelen
ser pequeñas peleas
ocasionadas por temas que para ellos son muy importantes pero que nosotros
podemos considerar triviales (peleas en el juego, problemas al quitarse
juguetes…).
Ante estas primeras situaciones de
conflicto el adulto suele tender a interceder y dar solución. Con ello, estamos
evitando que aprendan relacionarse y a solucionar los problemas, por lo que
debemos dejar que sean ellos quienes los resuelvan. En el caso de que veamos
que no siguen el camino adecuado o que están bloqueados, podemos ayudarles sugiriéndoles cómo pueden solucionar
esos conflictos, transmitiéndoles apoyo, sabiendo que lo van a hacer bien y
haciéndoles ver que vamos a estar ahí cuando nos necesiten, pero siendo ellos
quienes finalmente lo resuelvan. Con esto evitaremos muchos problemas que
puedan surgir con los padres de los otros niños.
Conforme van creciendo, estos
conflictos empiezan a tener mayor complejidad; ya no son pequeñas peleas
ocasionadas por el juego o aspectos materiales, sino que empiezan a entrar en
juego los sentimientos. Empiezan a desarrollar empatías entre ellos, ciertos
rechazos y surgen los primeros conflictos emocionales. Para ellos es muy duro
pensar que un niño no les acepta o que el amigo al que más admiran no se ha
acordado de ellos para una fiesta de cumpleaños. En estos momentos es cuando
empezamos a verles “sufrir” porque hay una carga emocional importante y los
padres, en estas situaciones, sufrimos enormemente porque, aunque sabemos que
es algo que se puede solucionar o que en la vida van a tener situaciones más
difíciles a las que enfrentarse, les vemos realmente sufrir y cuesta aceptar
ese sufrimiento. A pesar de ello, tampoco en estas circunstancias debemos
interceder. Siempre debemos escucharles, ofrecer un buen momento de escucha
para que nos puedan contar lo que les ha sucedido. Simplemente el poder
contarlo les va a dar mucha seguridad, y posteriormente, podemos darles pautas,
al igual que en la situación anterior, para que lo puedan solventar.
CONCLUSIÓN
No
debemos sustituirles ni pensar que estos pequeños conflictos no tienen
importancia porque para ellos la tienen. Lo más importante es, desde pequeños,
enseñarles a comunicarse y expresar lo que sienten, ofrecerles nuestra atención
y darles soluciones, guiarles para hacerles fuertes en sus relaciones sociales
y que estos primeros amigos puedan ser los grandes amigos del mañana.
Relaciones con los compañeros: Las funciones que cumplen los
compañeros se asemejan mucho a las de los padres, ya que en muchos casos estas
relaciones de amistad se van a convertir en lazos de apego.
El amigo
siempre va a ser una base segura de apoyo, consuelo, comprensión, etc. La
presencia del amigo facilitará la exploración y las relaciones con el entorno.
Por esta razón, los niños que no se relacionan con iguales van a tener una
serie de carencias que se desarrollarán en una primera infancia.
Las
relaciones entre iguales se caracterizan por la simetría, ya que están basadas
en la igualdad, la cooperación y la reciprocidad, al contrario de lo que ocurre
con el adulto, que está en una situación ventajosa porque su conocimiento del
mundo es mucho mayor que el del niño.
Los roles sexuales por otro lado, los niños de entre dos y tres años
empiezan a ser conscientes de su propia identidad sexual y se clasificarán a sí
mismos en uno u otro grupo sexual. Los niños y niñas preescolares preferirán
como compañeros de juego o de trabajo y tomarán como modelos a personas del
mismo sexo.
En la primera infancia los niños no analizan sus roles sexuales, simplemente actúan por imitación de los modelos adultos o por la influencia de los estereotipos sociales. Identificarán ciertas profesiones con sexos concretos (por ejemplo, peluquera con chicas o soldado con chicos).
En la primera infancia los niños no analizan sus roles sexuales, simplemente actúan por imitación de los modelos adultos o por la influencia de los estereotipos sociales. Identificarán ciertas profesiones con sexos concretos (por ejemplo, peluquera con chicas o soldado con chicos).
En estas primeras edades ambos sexos son
indiferentes para el contrario, es decir, las niñas jugarán a sus juegos de
niñas y los chicos a los suyos. Es en edades más avanzadas cuando empiezan a
interactuar y a sentir curiosidad por el sexo contrario.
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